Cuando nos fuimos de vacaciones de Semana Santa, dejamos los caracoles con comida, agua y bien ventilados con su red, pero no sabíamos muy bien qué iba a pasar con ellos. Al llegar por la mañana, todos estaban escondidos en sus caparazones, ninguno nos enseñaba sus cuernecillos. Al observarlos bien de cerca hemos visto que estaban cubiertos con "una telilla", por lo que suponemos que han pasado algunos días hibernando.
Muchos hibernan durante los meses más fríos del año, cubren sus cuerpos con una fina capa de moco que les impide secarse. A veces, los caracoles son capaces de hibernar en el verano con el fin de sobrevivir si se enfrentan a una grave sequía, pues viven de la grasa almacenada durante esta época del año. Este proceso es una de las muchas razones por las que han sido capaces de sobrevivir por más de 600 millones de años.
Como sabemos que los caracoles salen con la lluvia, hemos echado un poco de agua en las bandejas y algunas gotas sobre ellos. No todos, pero muchos han despertado y han salido. Mañana seguiremos observando si los que no han salido hoy siguen igual, por si hubieran muerto.
Después de que salieran del caparazón les hemos dado salvado y hemos puesto a prueba la adherencia de sus pies. Ya sabemos que la baba es pegajosa y les ayuda a fijarse bien a los sitios por los que se deslizan. Hasta algunos han hecho una carrerita por la pizarra.
Después de atenderlos,observarlos y jugar con ellos un rato, hemos trabajado la letra "C" de Caracol con la familia real de Letrilandia.
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