Esta semana la visita sorpresa fue triple. La sirenuca, el hombre pez y el ventolín , llegaron a la Biblioteca para contarnos cómo son.
LA SIRENUCA (Yaiza Rasines) NOS DIJO:
"Como podéis ver soy un sirena, pero hace muchos, muchos años…yo era una niña normal como vosotras, quizá un poco mayor.
Vivía en Castro Urdiales. De pequeña me gustaba ir a los acantilados a buscar entre las rocas mejillones, cangrejos y cualquier animal que encontrase mientras cantaba canciones. Pero mi madre no me dejaba ir porque era muy peligroso.
Un día se enfadó tanto que dijo: “Si vuelves otra vez al acantilado te convertirás en pez”.
Y así fue. Me creció una larga cola de pez y ahora, de vez en cuando, algunos navegantes escuchan mis canciones y así saben que se acercan a los acantilados y entonces se alejan para no naufragar."
EL HOMBRE PEZ (Javier Novella) NOS CONTÓ:
" Cuando era un niño, en la noche de San Juan, me fui a bañar al río y la corriente me arrastró. Al cabo de unos días, …no sé cuántos,… me encontraron unos pescadores que estaban pescando en las aguas de Cádiz. Me había transformado en lo que ahora veis. Me llevaron de vuelta a casa pero como me gusta tanto el mar he decidido buscarlo para quedarme allí para siempre."
EL VENTOLÍN (Diego Cuesta) NOS ACLARÓ QUIÉN ES:
"Yo me llamo VENTOLÍN y como veis tengo unas grandes alas verdes. Mis ojos son tan azules como el color del mar y me gusta volar sobre él para ayudar a los pescadores viejos a recoger las redes.
Cuando hace frío los abrigo con mis grandes alas.
Mi lugar preferido es el BUCIERO, un monte que está cerquita de aquí, al lado de Santoña. Cuando sea de noche y veáis unos puntitos fosforescentes cerca de allí , somos mis amigos y yo que estamos jugando al escondite entre los árboles."
Como podéis imaginar nos lo pasamos en grande con estos personajes. Además, la sirenuca antes de marcharse nos regaló una concha de la playa a cada un@.
Qué contentas estamos de que la primera promoción lunera colabore con nosotros. Trabajar juntos es toda una suerte, pena que no dispongamos de todo el tiempo que nos gustaría.
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