viernes, 20 de enero de 2012

EL GALLO TRAGANUECES

Luna nos dejó ayer unas nueces y un cuento muy chulo. 

Un día, el gallo y la gallina salieron de la granja dispuestos a conocer mundo. Corretearon por aquí y picotearon por allá hasta que tropezaron con un nogal grande y frondoso. Como al gallo le encantaban las nueces, comió tantas y tan deprisa que se le atascaron en la garganta.

De este modo, comienza el periplo desesperado de la gallina para salvar a su querido amigo tragón. En esta empresa se verán implicados una granjera, un zapatero, una oveja, un herrero e incluso ¡un roble!
Todos ellos no dudan en prestar su ayuda. Raudos colaboran en un trabajo en equipo donde, a pesar de las dificultades concatenadas, acaba triunfando la buena voluntad y solidaridad.
Roberto Mezquita crea una nueva versión de este cuento acumulativo extendido por toda Europa, conocido como El pollito de la avellaneda. Esta revisitación mantiene intacto el texto encadenado en la exposición de la trama y desenlace. De igual forma, conserva la estructura repetitiva, propia de los cuentos de la tradición oral que facilita que pueda ser recordado y contado sin dificultades:
—El gallo se ahoga, se está ahogando el gallo. Comió tantas nueces que se ha atragantado. Por agua a la fuente tenemos que ir. ¡Deprisa, deprisa, que se va a morir!


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