Disfrutamos de su olor, sabor e hicimos que la apertura de la caja se alargara un poco jugando. Nos tapamos los ojos y a jugar ... ¿Qué creéis que habrá dentro?
Irene y yo fuimos un poco traviesillas y les dijimos que nos íbamos a comer las galletas tan ricas nosotraS. Su cara de decepción y las bocas haciéndose agua fueron en aumento, así que dejamos paso a la degustación que, por cierto, tuvo gran éxito.
¿Queréis ver a la super repostera?
Lo de rebañar también se le da muy bien
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