La pobre jirafa
se muere de frío,
pues llegó el invierno
y no tiene abrigo,
ni tiene bufanda,
por eso se arrima
tanto al oso panda.
¡Qué suave que estás!
¡que calorcito me das!
La mamá jirafa
llama a su vecina,
que es la oveja Fina.
¿No podrías darme
un poco de lana?
Pues te la daré…
si me da la gana.
¡Anda Fina!
¡Por algo eres mi vecina!
Arráncame tú un mechón
pero con mucho cuidado,
no me hagas un chichón.
Y ahora ¿quién podrá
ayudarme
a hacer una bufanda tan
grande?
Buscaré a la araña, que sabe
tejer
con las manos y los pies.
Y así, con ayuda
y con mucha calma,
la mamá jirafa
hizo la bufanda,
y a su hijita, con cariño,
se la regaló
y no puedes imaginarte
la alegría que le dio.
¡Ay, que calorcito
que siento en mi cuello!
Y se fue a dormir
Porque le entró sueño.
Autora: Marisol Perales
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