Hoy tuvimos la combinación perfecta. Rocío nos trajo unas pelotas de su hermano que, según decían los luneros, se parecían a Júpiter, al Sol... e Iker nos trajo unas rosquillas. Unimos las dos cosas y convertimos pelota y rosquilla en SATURNO. Y , por supuesto, degustamos unos ricos anillos planetarios.
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